El pasado dia 26 con motivo de la muerte de o sensei, Maite sensei, nos sorprendio con una clase que estoy seguro, nos marco a todos los que estuvimos alli.
Gran atmosfera de recogimiento, poca luz, apenas unas velas que iluminaban el retrato de O’Sensei, el cual parecia estar participando de nuestro entrenamiento. Gran intensidad en el entreno, interiorizando las tecnicas, sintiendolas, aun siendo las de siempre, (kihon waza), parecian un tanto distintas. Nadie dijo nada, ni una voz, todo el mundo atento a las explicaciones, hoy, solo corporales de sensei, demonstrando las tecnicas, solo el aire expirado de nuestro cuerpo, vehiculo conductor del ki, presente de manera mas que notable este dia.
Hay mas sensaciones, personales no puedo describirlas, sobre todo por miedo a parecer pedante, estupido. Lo siento por el resto de vosotros, compañeros que no lo vivisteis. Habra mas ocasiones de hacer clases como esta, estoy seguro. Gracias sensei, y por favor sigue mostrandonos el camino, porque el Aikido es entre muchas cosas muy bonito, un arte.
Completamente de acuerdo con mi sempai, una clase de esas que se consideran únicas, una experiencia para el alma empleando como herramienta el ejercicio de todo el cuerpo y la comunión con el resto de los compañeros.
Gracias Sensei y gracias a todos los que estuvisteis alli por hacer posible este momento.
Domo arigato gozaimasu
Realmente fue un tiempo muy muy especial. Gracias O’Sensei
Llevo muchos años haciendo Artes Marciales y la clase del día 26 fue una experiencia única que no había vivido nunca antes.
El «onegaeshimasu» con el que comenzamos las clases tuvo entonces su verdadero significado.
Domo arigato Sensei por habérnosla ofrecido y domo arigato a mis compañeros por haberlo hecho posible